Sin castillo cárcel o lebreles de un amor que acuña cadenas con flores; salta en la diafanidad inevitable con que su yo, signa el camino, para ser lira en La Palabra de Dragón, de su cultivo poético. Patricia Noriega aterriza en la colección Poesía en Pie de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, Núcleo de Chimborazo, con una maduración de Saxo Gramático, en señales que tienen una identidad que de manera irrenunciable serán la confluencia final de su ser.
Poemario que desde una construcción sobrepoblada de aves azules, sin ser su intención, se acerca a la belleza en una construcción de lo que es y lo que no. Hay tantos bosques talados por apostas de la palabra, que uno se vuelve aséptico respecto a la poesía que merece ser plasmada en un papel, que pueda ser leída en un escenario o cantada en un crepúsculo de lobos ante la memoria de quienes nos legaron la metáfora mayor desde otros tiempos; sin embargo cuando la fuerza de la palabra ancla en nuestros zoológicos, donde nos mentimos amantes de la vida, no matamos un árbol en nombre de la poesía, más bien acunamos un himno en el fragmento noble que un día nos dio sombra y romanticismo.
Ante ustedes amigos una escritora ungida, una poeta con tantos clavos en su cuerpo que en el óxido de su dolor sublima la piedra filosofal en versos nuevos.
Gabriel Cisneros Abedrabbo
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