En mis lienzos, el hombre viaja por la vida a la velocidad del tiempo para escanciar su sed insaciable de verdades.
Algunos encuentran el anhelado manantial en la ciencia, la técnica o el arte. Otros regresan al pasado en busca del hábitat de su espíritu. Sin embargo, sus vuelos no se detienen y, a veces, su ansiedad les oprime.
En instantes es el más feliz de todos los seres; y, en otros, el hombre más triste de la creación. Su vida tiene la fugacidad de un ave, pero deja una estela permanente en el mundo del trabajo y de la tecnología. El hombre es un viajero incontenible y un eterno insatisfecho de la vida.
Ximena Cárdenas
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