«Sus pasos hicieron el camino / de un mundo sin zancadillas; / Su conciencia el hogar de los sueños realizables / su palabra nos ha dicho hasta luego», con este texto Marco Pino dio forma al dolor que sentíamos colectivamente poetas, danzantes, arlequines y hermanos ante la orfandad con que nos signaba el verso gestor de imposibles; orfandad desde nosotros y desde los distintos, si los distintos porque a algunos como a mí, Alfonso Chávez Jara me tocó desde el amor que le profesan gentes y trovas.
El bardo veinte años después, con nueva piel, nos rompe los réquiems para recordarnos que está vivo, más allá del estribillo «…Los poetas nunca mueren», en la evocación que se pierde en la conciencia de las gentes. Viví con él, es una radiografía de la memoria de todos aquellos que fueron tocados por el planear de un hombre que fue alquimia en sus espacios vitales. Inmortalidad que sin vencer engaña a la muerte.
Gladys Paredes, Carmita Rojas y Gladys Martínez han compilado estas historias que nos permiten entender a un personaje, que por mucho tiempo seguirá forjando la memoria viva de una sociedad más humanizada.
Gabriel Cisneros Abedrabbo
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