Fantasmas de la Ternura es un círculo kafkiano donde nuestros monstruos, en muchos casos con el eros en las proximidades y dudas en la piel, se visibilizan en el silencio de la noche para danzar en espirales de tiempo y recordarnos que el dolor es un futuro permanente de la vida.
Jorge Patarón Herrera, no maquilla las palabras, nos las viste con lentejuelas que escondan la miseria ni la zurce para que escondan la pus que sale de una sociedad llena de aberraciones y santos, las suelta al texto con una honestidad que golpea y asusta; que se sienta en los dinteles de las casas a observar casi con demencia y miedo a los monstruos propios y ajenos, a los que escapándose de la realidad van mutando su dolor en formas, en máscaras para pasar inadvertidos por las calles.
El texto que usted tiene en sus manos es una hoz cortando el amor de una mujer que se alquila y el odio de los mártires que esconden de sí mismos. Radiografía que no nos gusta y sin embrago dibuja, cala y es, en el rito de una sociedad que va perdiendo y no se encuentra.
Fantasmas de la Ternura, se pierden en la noche sin violín, sin piano y sin espejos…
Gabriel Cisneros Abedrabbo
0 comentarios