
¿Escarbas? Te metes sin ropa en el centro de la montaña. Ves como con el teclear de las jornadas te conviertes en guarida de mirlos; música para el vibrar de los elementos; plataforma donde marcan sus huellas los amantes y combustible en el fuego sagrado del solsticio. En ese soplo, sin la urgencia por girar en la libertad de los espacios, ya no eres, ya no te reconoces, porque has sido rubricado por la poesía, en la metáfora dialéctica de la acacia.
Ives Cadena, es un brote de ese árbol, una señal que converge desde irrebatibles aciertos en su construcción poética. Quizá le falta ser más profano en sus cantos, volver con un yo urbano y sin corbata a noches orgásmicas donde la poesía le devuelva el amor panteísta entre sus linos.
La Casa de Carrión, fragua incuestionable, en la construcción de la memoria literaria del Ecuador, desde el ombligo del Apu Chimborazo hace de herrero de un poeta que germinó de nuestros talleres y que esperamos algún día sea el responsable de muchos bosques.
Gabriel Cisneros Abedrabbo
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