
Ricardo Torres Gavela, frente a las dos columnas de la muerte, esa conspiración fundamental que nos vuelve niños y villanos, salta desde su yo a fracturar la nada, a tejer un inventario de adioses que se repiten en la campana de todas las convocatorias; a cuestionar la levedad donde se pierden los gazapos y los hombres; y, a reclamar en ese Antes de Fallecer su bandera…
El poeta nos presenta una selección de textos cultivados en los cuatro elementos de la vida para poder cantar a la muerte, para poder palparla desnuda y con ella en acto de amor engendrar lo que nos falta, porque hemos olvidado o simplemente porque ese paraíso extraviado tenía más vocales que las que podíamos cantar.
Ricardo canta, canta la tarde; los pájaros en silencio se mimetizan a su ondas de viaje entre los mundos, para no turbar la muerte, para no callar el canto.
Gabriel Cisneros Abedrabbo
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