Carlos Luis Ortiz,  deshabita todos los soles, entra desnudo en la confrontación del autoexilio y nos canta desde la tibieza de la noche, con palabras que no son suaves ni se acurrucan en el ombligo de la transitoria belleza; y, que se meten a patear esas esquinas en las  guardamos sombras terribles a las cuales negamos pertenencia.
Lírica para vagabundos, es una ruleta sin tiempo atrás donde el poeta se enfrenta a la catalepsia en el espejo, donde el violín es un puñal anticipado para desarmar todas las vocales del cielo y el amor salta sus propios inacabados con esperanza de estremecerse.
La Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Núcleo de Chimborazo oficia en la luz de este poemario, bajo el templo de la colección Poesía en Pie, espacio para proyectar el trabajo de los poetas que desde nuestra provincia van construyendo imaginarios para la palabra.

Gabriel Cisneros Abedrabbo

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